Un samurai que era conocido por su nobleza y honestidad, fue a visitar a un monje zen a pedir consejo. Sin embargo, el momento en que entró en el templo donde el maestro rezaba, se sintió inferior y llegó a la conclusión de que, a pesar de haber luchado por la justicia y la paz toda su vida, había llegado ni siquiera cerca del estado de gracia logrados por el hombre antes de le.
- ¿Por qué me siento tan inferior? - Preguntó, tan pronto como el monje terminó su oración. - Me han enfrentado a la muerte muchas veces, han defendido a los débiles, sé que no tengo nada de que avergonzarse. Sin embargo, al ver que la meditación, sentí que mi vida tiene absolutamente ninguna importancia en absoluto.
- Espera. Una vez que he asistido a todos los que vienen a verme hoy, voy a contestarle.
Los samurai pasaron el día entero sentado en el templo de los jardines, viendo la gente entrar y salir en busca de asesoramiento. Vio cómo el monje recibido a todos con la misma paciencia y la misma sonrisa luminosa en su rostro. Pero su entusiasmo pronto empezó a disminuir, ya que había nacido para actuar, y no a esperar.
Al caer la noche, cuando todos habían ido, exigió:
- Ahora me puede enseñar?
El capitán le invitó en él y llevar a su cuarto. La luna llena brillaba en el cielo, y la atmósfera fue una de profunda tranquilidad.
- ¿Ves la luna, que bonito que es? Que cruzará todo el firmamento, y mañana el sol brillará otra vez. Pero la luz del sol es mucho más brillante, y puede mostrar los detalles del paisaje que nos rodea: los árboles, las montañas, nubes. Tengo previstas para los dos años, y nunca han oído hablar de la luna dicen: ¿por qué no brille como el sol? ¿Es porque soy inferior?
- Por supuesto que no - respondió el samurai. - La luna y el sol las cosas son diferentes, cada uno tiene su propia belleza. No se puede comparar los dos.
- Así que usted sabe la respuesta. Somos dos personas diferentes, cada uno lucha en su propio camino para lo que él cree, y que hace posible hacer del mundo un lugar mejor, y el resto son meras apariencias.
Paulo Coehlo el 23 de julio de 2008
jueves, 25 de diciembre de 2008
Cada uno a su propio destino
Posted by Ms. D at 25.12.08
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