lunes, 27 de abril de 2009

3, 2, 1 Boom

Calmale
Otras personas lo oiran.
De donde viene?

Esta poniendose mas alto.
Dios mio,
No puedo pararlo.

Esta a punto de explotar.
Es una emergencia.
Es una urgencia.

Sera un catastrofe.
Habra sangre por todas partes.

Todo el mundo estara remojado
en sangre espesa y calida.
Los globos oculares rodaran por el suelo
y huesos rotos estaran dispersos.

Espera,
Soy la unica que esta oyendolo?
Como no pueden oirlo?
Es tan fuerte que puedo oirlo
con las manos cubriendome las orejas.

Espera,
Dios mio, es yo misma.
Es mi propio corazon.


Min Shinn

martes, 21 de abril de 2009

Felicitaciones a Susie! Ganadora de la beca de la Sociedad Honoraria Hispanica

La vida es enriquecida por la comprensión de otras culturas.
Yo crecía viendo la vida a través de una ventana que brillara deslumbrantemente con las tonalidades distintas y casi desentonadas de las dos culturas en que yo había nacido. Por no decir otra cosa, estaba muy confundido. Estaba cargada con la etiqueta ambigua de “coreana-americana,” lo cual que me dejaba con el dilema de decidir si era una coreana en suelo extranjero o una americana disfrazado en un piel coreano. Pensaba que no tenía una identidad real. Requería muchos años a considerar la posibilidad que pudiera ser ambos coreana y americana, que comprendiera que los dos lenguajes que hablaba me enlazaba irrevocablemente con los dos mundos que, por tanto mucho tiempo, yo había separado cuidadosomente. Probablemente era inevitable que mi estado anímico cambiaría: dado que si culturas serían compartimentadas tan fácilmente y encerradas en sus recipientes respectivos, ¿por qué hay guerra, malentendido, odio? Culturas son mucho más nebulosas, como vapores tenues que escapen de nuestro asimiento y mezcle con rebeldía, a veces causando reacciones violentas. A nivel más básico, la esencia de una cultura es caracterizado por su lenguaje. El estudio del lenguaje no es el estudio de reglas gramaticales minuciosas. Es la lucha para agarrar los matices oscuros de un mundo ajeno.
No puedo recordar un tiempo cuando no estaba embelesada por libros. Las palabras tiraban de mi corazón en una manera que casi ninguna otra cosa podría, envolviéndome en lugares, épocas, maneras de pensar que eran extranjeros a mí. Sin embargo, como aprendía cómo diferentemente viviría la gente, aprendía cómo semejante sería la gente sin tener en cuenta cultura u origen. Por no decir que cada cultura, y cada lenguaje que la representa, no es una entidad única. El español, con sus dotes dramáticas y sus sílabas rodando, casi líricas, nunca podría estar equivocado por los sonidos de japonés, que sean suaves, tintineandos y casi como gotas de lluvia. Pero no obstante, ¿no nos sentimos el mismo dolor y el mismo gozo a medida que vivimos, hable tagalo o hable alemán? Esto es una comprensión perdida en un mundo donde personas son clasificadas, no sólo por sus creencias o costumbres sino también por el color de piel y sus lenguajes. Algo está perdido en la traducción – y eso es el último rompecabezas, la identidad de esa pieza pequeña que se escape en el intercambio entre dos culturas. Para mí no hay nada más emocionante que el sentimiento que yo reciba a medida que acerque a atravesar el hueco en la conexión entre mi mundo y otro. Está en la sensación embriagadora del logro como yo relacione los carácteres kanji que he estudiado a los letreros de neón que me pasen zumbando durante el paseo a Korea Town. Está en la mezcla de la diversión y el orgullo que me sentí cuando yo me dio cuenta de que leí el letrero sobre la tienda de baratillo (en inglés, “the dime store”) como “dime,” la palabra española para “tell me,” en inglés. Está en el ritmo de mi pie a medida que escuche el rock enfervorizado de mis grupos japoneses amados, está en el vaivén de mis caderas a medida que baile a las armonías sensuales y vagamente trágicas de música española. El deseo para saber, para comprender, me sume. Lo arroja sobre mi mundo prismas de colores hermosos que pintan fajas de sombra y luz sobre mi cielo, enriqueciendo la lente a través de que vea el mundo.
Y yo sé que la vida nunca podría estar el mismo sin estos vistazos que me ha permitido de culturas extranjeras y hermosas, estando dolorosamente justo más allá de las puntas de mis dedos.

jueves, 2 de abril de 2009

El futuro es espacio,
espacio color de tierra,
color de nube,
color de agua, de aire,
espacio negro para muchos sueños,
espacio blanco para toda la nieve,
para toda la música.

Atrás quedó el amor desesperado
que no tenía sitio para un beso,
hay lugar para todos en el bosque,
en la calle, en la casa,
hay sitio subterráneo y submarino,
qué placer es hallar por fin,
subiendo
un planeta vacío,
grandes estrellas claras como el vodka
tan transparentes y deshabitadas,
y allí llegar con el primer teléfono
para que hablen más tarde tantos hombres
de sus enfermedades.

Lo importante es apenas divisarse,
gritar desde una dura cordillera
y ver en la otra punta
los pies de una mujer recién llegada.

Adelante, salgamos
del río sofocante
en que con otros peces navegamos
desde el alba a la noche migratoria
y ahora en este espacio descubierto
volemos a la pura soledad.

Pablo Neruda

Grabadoras porfa...

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